CRÓNICA
DEL VIAJE A HONDURAS
Del lunes 11 de enero al viernes 22 he tenido la
oportunidad de visitar a los sacerdotes diocesanos murcianos misioneros en
Honduras y participar en el Encuentro Continental de misioneros de la OCSHA
celebrado en Honduras entre el 18 y el 22 de enero.
Creo que una forma de agradecer todo lo vivido y la gran
labor que realizan nuestros misioneros y los misioneros de la OCSHA es
comunicarlo, darlo a conocer, y este es el objeto de la siguiente crónica que
me dispongo a escribir para luego compartirla.
VISITA A LOS MISIONEROS MURCIANOS
El lunes 11, a las 20:07 hora local, aterrizaba en San
Pedro Sula, allí estaban José Gómez, Juan Matías Caballero, Julián Marín,
Matías Gómez, Rosa Zamora y Gualdina, fue un momento de gran alegría verlos a
todos, saludarlos e iniciar, en familia, mi estancia en Honduras. Marche con
Gualdina, José Gómez, Juan Matías y Julián a la casa cural de La Lima, en la
Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, de la que es párroco José Gómez, y en
la que colaboran Julián Marín y desde hace dos meses, en que dejó la parroquia
de San Pedro y San Pablo, en La Planeta, Juan Matías. Tras una cena, murciana,
toco el descanso hasta el siguiente día.
LA LIMA
A la mañana siguiente, tras el desayuno, comencé la visita
por la gran parroquia de La Lima, en la que hay unas 21 capillas. Con José
Gómez y Julián Marín inicie la visita a algunas de estas, en distintas colonias
de La Lima, entre una vegetación exuberante y plantaciones bananeras. Vi la
iglesia de La Paz, construida por José Antonio Moreno Granados antes de su
regreso a Murcia, ahora es el párroco de San Pedro de Alcantarilla, las de
Suyapa (patrona de Honduras, cuya imagen está presente en casi todas las
iglesias que visite), la capilla de San José y el Hogar Residencia de ancianos
Nuestra Señora de Guadalupe. Tras esto almorzamos en la casa rural. Por la
tarde continuo la visita, acompañando al padre José Gómez a la casa de
ejercicios Monte Horeb, en la colonia La Sabana, del municipio de San Manuel,
no de La Lima, pero perteneciente a la parroquia de Nuestra Señora de
Guadalupe. Para llegar atravesamos por medio de una plantación de caña de
azúcar. Allí, aparte de una casa de ejercicios, están los talleres,
especialmente el de carpintería, donde se elaboran cálices, sagrarios,
custodias, de madera, ya que el metal, debido a la gran humedad, se estropea
enseguida, pero lo madera aguanta, y desde allí se suministran estos objetos
litúrgicos por toda la diócesis de San Pedro Sula en el departamento de Cortés.
De regreso a La Lima, acompaño al P. Juan Matías a Lima Vieja, a la iglesia de
Santa Rosa, la más antigua de la parroquia y la única donde la Eucaristía se
celebra todos los días a las 6 de la tarde. Juan Matías me pide que presida la
Eucaristía, una Eucaristía que me sorprende por la cantidad de gente que
participa en un día diario, la juventud de la mayoría y la alegría y
participación de todos en la celebración: cantos, moniciones, lecturas,
acólitos,… Parecía una misa dominical de Murcia, más que una misa de diario.
Regresamos a casa, cena y descanso.
El miércoles salimos, Julián y yo, temprano para la colonia
Nuevo San Juan, donde a las 7:30 celebro la Eucaristía, allí asiste un poco
menos de gente, pero los que van participan, cantan, leen, entre ellos dos
religiosas españolas de las Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús y María,
quienes llevan también un dispensario médico, comedor infantil y talleres para
niños, jóvenes y mujeres. Puedo comprobar la gran labor misionera, no sólo por
la atención espiritual y sacramental, sino que con esta hay también atención
sanitaria y educativa, pues los misioneros buscan el desarrollo integral de la
persona.
Por la tarde tenemos viaje a la capital del departamento y
sede de la diócesis: San Pedro Sula, visito el obispado, que también fue
construido por José Gómez, quién desde su llegada a Honduras en 1979, ha
construido unas 50 iglesias, con salones, aulas, dispensarios, y numerosas
viviendas de bloque, mucho más resistentes que las de madera o chapa, y que
entregaban a los colonos que colaboraban en la construcción. En San Pedro Sula
puedo visitar un mercado artesanal hondureño y también el obispado, donde nos
encontramos con Fernando Ibáñez, misionero de Burgos, y canciller de la
diócesis, compañero de estudios del sacerdote y biblista murciano Miguel Pérez.
De regreso en La Lima, cenamos y confraternizamos viendo a trozos una película
de Cantinflas, muy divertida.
La mañana del jueves es más relajada, descanso en la casa
cural de La Lima y con Julián visitó el colegio de la parroquia, justo enfrente
de la casa cural, un colegio que ya existía antes de la llegada de los
misioneros murcianos, y que las hermanas que lo llevaban, unas misioneras norteamericanas,
dejaron en manos de estos, quiénes lo dirigen con la ayuda y colaboración de
profesores hondureños. En Honduras el curso comienza en Febrero y acaba en
Diciembre, por lo que en ese momento, estaban preparando el colegio para su
puesta en marcha y el inicio de las inscripciones. Por la tarde acompañó a Juan
Matías a recorrer la parroquia que él llevo hasta hace unos dos meses, desde
que regresó a Honduras tras ser párroco en Los Ramos. Empezamos la visita por
la colonia La Planeta, donde se encuentra la iglesia de San Pedro y San Pablo,
que da nombre a la parroquia, y la casa parroquial, donde actualmente vive un
misionero madrileño: el P. Matías Primitivo. Tras la iglesia se encuentra una
guardería, atendida por religiosas, que fue construida por Juan Matías, con
ayuda de Murcia, y que está dedicada a la Virgen de La Fuensanta. Luego vamos a
la colonia 22 de mayo, donde se encuentra la iglesia de San Francisco, allí,
una religiosa mexicana se encuentra orando con niños y varios adultos. De allí
marchamos a visitar San Cristóbal y Nuevo Jerusalén, donde en la iglesia de
Suyapa encontramos a las hijas de María haciendo oración, quiénes saludan de
manera agradecida y efusiva al P. Juan Matías. De regreso a La Lima, celebramos
la misa en la iglesia de Santa Rosa, en Lima Vieja y vamos de cena a San Pedro
Sula.
Inició la mañana del viernes con la celebración de la
Eucaristía en la capilla del Hogar de Ancianos de Ntra. Sra. de Guadalupe, y
tras ella desayuno con las misioneras mexicanas que atienden dicho hogar: unas
deliciosas quesadillas con frijoles y huevos revueltos. Con esto termina mi
visita a la parroquia de La Lima, llevada desde 1979 por misioneros murcianos,
tal y como se recuerda en una placa puesta en el 2012 con motivo del 75 aniversario
de la parroquia. He podido ver la gran labor realizada con la construcción de
colonias, capillas, dispensarios, comedores, la casa de ejercicios, en la que
estaré desde el lunes 18 al viernes 22 en que se inicia el viaje de retorno,…
Todo para bien del pueblo hondureño y compartiendo con él sus luchas,
ilusiones, proyectos, y también sus retos y desafíos.
SAN MANUEL
Hacía el mediodía me recoge Matías Gómez, para iniciar la
visita a su parroquia. Lo primero que hacemos es dirigirnos a El Progreso, capital
del departamento de Yoró, pero limítrofe con San Manuel, del departamento de
Cortés. Allí compramos unos medicamentos que necesitan en el dispensario de su
parroquia. Luego, antes de llegar a San Manuel, visitamos dos proyectos de
Matías en medio de una gran plantación bananera: una granja de gallinas, que
produce huevos, financiada por Cáritas y con el fin de abastecer a los
comedores infantiles (tiene 4 en funcionamiento y 1 en construcción) y unas
tierras, adquiridas para plantar varios de los alimentos que se necesitan en
los comedores. Estos proyectos dan trabajo a los habitantes del lugar y van
dando suministros a los comedores infantiles. Paramos también en El Porvenir,
donde se está construyendo, tras la capilla, el futuro comedor, con capacidad para
unos 300 niños. Llegados a la casa parroquial en San Manuel, nos recibe Rosa,
que también acaba de llegar de comprar y distribuir los alimentos que necesitan
los distintos comedores. Tras el almuerzo, con Matías, visito el dispensario de
la parroquia y dentro del mismo veo el laboratorio clínico que ha montado para
que puedan realizarse allí los análisis clínicos, un gran avance para San
Manuel, que hasta el momento no contaba con ninguno, con lo que la población
debía trasladarse a otras ciudades si necesitaban un análisis de sangre o de
orina. Para finalizar visitamos el colegio de Suyapa, en San Manuel, donde nos
encontramos con el director que ya ha iniciado el proceso de inscripción.
La mañana siguiente se inicia temprano. La más madrugadora
es Rosa, que se levanta en torno a las 5 para preparar las cosas necesarias y
abrir el dispensario a las 6:30. Matías también pasa toda la mañana en el
dispensario, buscando y sacando las medicinas que los médicos recetan y explicando a los pacientes como deben
administrárselas. Lo conocí como capellán del Rosell, pero esa mañana lo vi ya
con la sabiduría de un médico. Tras la comida, en torno a las 2, y sin parar,
pues lo llaman a cada instante por los preparativos del Encuentro Continental
de misioneros de la OCSHA, toca prepararse para las misas, tiene que celebrar
en 4 lugares distintos. Viendo lo ocupado que está, me ofrezco a ir a las
celebraciones y que él se quede en la parroquia ultimando detalles, así que
Cleyton me llevará en uno de los autos parroquiales a los distintos lugares de
celebración. El primero fue la iglesia de la Santísima Trinidad, en Omonita,
unas mujeres encantadoras, con todo preparado, que me reciben en una iglesia de
reciente construcción, aún no tienen sagrario. De allí pasamos a la iglesia de
Santa María del Perpetuo Socorro, en Cazenabe, donde me encuentro con la
delegada de la Palabra que lo tiene todo preparado y con dos acólitos. La
tercera es la Iglesia de San Isidro, en Reyes Caballero, allí abundan los
jóvenes y un coro nutrido y bien animoso. Tras la misa Cleyton y yo descansamos
un poco y tomamos un tentempié, ya que aunque parezca que las misas no cansan,
lo cierto es que estamos algo agotados. Concluimos la tarde en Guadalupe,
celebrando en la iglesia dedicada a la Virgen de Guadalupe, tras lo que
regresamos a la parroquia.
A la mañana siguiente acompaño a Matías a las celebraciones
en Tacamiche y El Porvenir, y de regreso en la parroquia, celebró con él en el
templo parroquial de San Manuel, impresiona la calidez de la acogida, la
atención de todos a la celebración y la participación. Para almorzar, Rosa nos
ha preparado una deliciosa paella. Por la tarde celebro en otras dos
comunidades, estas ya no tienen iglesia: Coowle, la más pobre, no hay ningún
edificio de la iglesia, por lo que celebramos en el patio de una de las
familias católicas, donde todo ha sido preparado de manera muy digna, y donde
se encuentra reunida la comunidad. La misa resulta tan participativa como las
del día anterior en iglesias y tras la misma, me invitan a refresco y
compartimos un pan de guineo (dulce de banana) hecho por Rosa, que se ha
convertido en la parroquia de San Manuel en una afamada repostera. De allí
marchamos a La Democracia, donde Matías ha habilitado una antigua escuelita en
desuso en comedor infantil: comedor de lunes a sábado y capilla el domingo, es
el lugar donde más niños asisten.
ENCUENTRO CONTINENTAL OCSHA
Ya es lunes 18, día del inicio del Encuentro Continental,
Matías organiza a los grupos de colaboradores que deben recibir a los
participantes y acomodarlos en Monte Horeb, con él parto hacia el aeropuerto y
de allí a San Pedro Sula, donde puedo visitar la catedral y entrar por la
puerta de la misericordia. Por la tarde, ya a las 6, con los misioneros que han
llegado, celebramos la Eucaristía en la capilla de la casa de Ejercicios. Entre
los misioneros hay dos obispos españoles, el de Formosa (Argentina) y el de
Puyo (Ecuador), y me reencuentro con Juan Carlos Devesa, misionero de Burgos en
El Alto (Bolivia) después de unos 14 años sin vernos. Tras un viaje
accidentado, Anastasio Gil, director nacional de las OMP en España, también ha
llegado y se incorpora al Encuentro.
El martes es un día cargado de reflexión y de conocer la
realidad de Honduras. Primero Luis Solé, misionero de Tarragona, obispo de
Trujillo (Honduras) nos habla de la realidad social, política y económica del
país, también de la ecología y del medio ambiente, y de los grandes retos a los
que hay que enfrentarse. Luego, el cardenal Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa,
comparte con nosotros unas reflexiones sobre la Iglesia, el Papa Francisco, y
como la Iglesia debe ir respondiendo a la realidad de su país, y a las
necesidades que le plantean los pobres. Ya por la tarde, tras el almuerzo, el
obispo del lugar, Ángel Garachana, nos habla de la realidad religiosa del país
y de la religiosidad de los hondureños, mostrando los retos que tiene en
Honduras la Iglesia Católica. Concluimos la tarde con la celebración de la
Eucaristía.
El miércoles es día de excursión, tras el desayuno partimos
primero a las cataratas de Pulhapanzak y luego al lago Yojoa, donde comemos en
Las Glorias, hotel restaurante a la orilla de las tranquilas aguas del lago,
entre cafetales. Luego, de regreso, hacia San Manuel, veo cumplido uno de mis
deseos de este viaje y que hasta ese momento no había podido realizar: visitar
a José Vivancos Gallego, el otro misionero murciano en San Pedro Sula, vive en
la casa parroquial de San Juan Bautista, en Rio Lindo, la que fue su parroquia,
estupendamente cuidado por sus feligreses, que le quieren. Esta enfermo de
alzhéimer, pero nos recibe en pie, con una amplia sonrisa, se alegra de vernos,
y, aunque él no nos conoce, nosotros si le conocemos a él, como nos ha
recordado Matías Gómez antes de entrar a verlo. Canta con nosotros, y se
alegra, al oír el nombre de Murcia se acuerda de Mateo, “su hijo” y pregunta
por él. Fue un rato agradable y muy hermoso. Luego marchamos a San Manuel, allí
nos esperan los feligreses de Matías que reciben a los misioneros con gran
alegría y nos conducen hacia el Templo, lleno a rebosar, donde se celebra la
Eucaristía presidida por José Vicente Conejero, obispo de Formosa. Tras ella,
sigue la fiesta, para el pueblo y para nosotros, con muestra de artesanía,
bailes folklóricos y una estupenda cena
en la que se puede degustar la gastronomía hondureña. Tras la cena partimos,
ahora escoltados por la policía, hacia el Monte Horeb.
El jueves lo iniciamos con el encuentro con el Nuncio en
Honduras, mons. Novatus Rugambwa, de Tanzania, que nos saluda detenidamente y
celebra sobre las 11 de la mañana la Eucaristía con nosotros. Luego nos
encontramos con otros misioneros españoles en Honduras, y también, con el
delegado de misiones de Guadix, José Luis Díaz, que se encuentra de visita pues
en Honduras también hay misioneros de Guadix. La tarde se dedica ya a la
exposición por parte de los participantes de las realidades que viven en los
países donde desarrollan su misión: Argentina, Brasil, Bolivia, Cuba, Chile,
Ecuador, EEUU (Florida), Guatemala, Honduras, Perú, República Dominicana y
Venezuela, también Anastasio habla de España.
El viernes, día de clausura y de marcha, lo iniciamos con
la celebración de la Eucaristía, y tras un encuentro donde se dan los últimos
comunicados y pistas para la celebración del próximo, empezamos a marchar.
Almorzamos más temprano y a la 1 ya estamos en el Aeropuerto, donde Anastasio y
yo iniciaremos un viaje de regreso, más largo de lo normal, que me llevara a
hacer voto de no volver a pasar por Miami ni volar con American Airlanes, pero
esto ya es cuestión de otro relato.
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