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jueves, enero 28, 2016

EL DELEGADO DE MISIONES VISITA A LOS MISIONEROS DE HONDURAS


CRÓNICA DEL VIAJE A HONDURAS

          Del lunes 11 de enero al viernes 22 he tenido la oportunidad de visitar a los sacerdotes diocesanos murcianos misioneros en Honduras y participar en el Encuentro Continental de misioneros de la OCSHA celebrado en Honduras entre el 18 y el 22 de enero.
          Creo que una forma de agradecer todo lo vivido y la gran labor que realizan nuestros misioneros y los misioneros de la OCSHA es comunicarlo, darlo a conocer, y este es el objeto de la siguiente crónica que me dispongo a escribir para luego compartirla.

          VISITA A LOS MISIONEROS MURCIANOS
          El lunes 11, a las 20:07 hora local, aterrizaba en San Pedro Sula, allí estaban José Gómez, Juan Matías Caballero, Julián Marín, Matías Gómez, Rosa Zamora y Gualdina, fue un momento de gran alegría verlos a todos, saludarlos e iniciar, en familia, mi estancia en Honduras. Marche con Gualdina, José Gómez, Juan Matías y Julián a la casa cural de La Lima, en la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, de la que es párroco José Gómez, y en la que colaboran Julián Marín y desde hace dos meses, en que dejó la parroquia de San Pedro y San Pablo, en La Planeta, Juan Matías. Tras una cena, murciana, toco el descanso hasta el siguiente día.
                    LA LIMA
          A la mañana siguiente, tras el desayuno, comencé la visita por la gran parroquia de La Lima, en la que hay unas 21 capillas. Con José Gómez y Julián Marín inicie la visita a algunas de estas, en distintas colonias de La Lima, entre una vegetación exuberante y plantaciones bananeras. Vi la iglesia de La Paz, construida por José Antonio Moreno Granados antes de su regreso a Murcia, ahora es el párroco de San Pedro de Alcantarilla, las de Suyapa (patrona de Honduras, cuya imagen está presente en casi todas las iglesias que visite), la capilla de San José y el Hogar Residencia de ancianos Nuestra Señora de Guadalupe. Tras esto almorzamos en la casa rural. Por la tarde continuo la visita, acompañando al padre José Gómez a la casa de ejercicios Monte Horeb, en la colonia La Sabana, del municipio de San Manuel, no de La Lima, pero perteneciente a la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe. Para llegar atravesamos por medio de una plantación de caña de azúcar. Allí, aparte de una casa de ejercicios, están los talleres, especialmente el de carpintería, donde se elaboran cálices, sagrarios, custodias, de madera, ya que el metal, debido a la gran humedad, se estropea enseguida, pero lo madera aguanta, y desde allí se suministran estos objetos litúrgicos por toda la diócesis de San Pedro Sula en el departamento de Cortés. De regreso a La Lima, acompaño al P. Juan Matías a Lima Vieja, a la iglesia de Santa Rosa, la más antigua de la parroquia y la única donde la Eucaristía se celebra todos los días a las 6 de la tarde. Juan Matías me pide que presida la Eucaristía, una Eucaristía que me sorprende por la cantidad de gente que participa en un día diario, la juventud de la mayoría y la alegría y participación de todos en la celebración: cantos, moniciones, lecturas, acólitos,… Parecía una misa dominical de Murcia, más que una misa de diario. Regresamos a casa, cena y descanso.
          El miércoles salimos, Julián y yo, temprano para la colonia Nuevo San Juan, donde a las 7:30 celebro la Eucaristía, allí asiste un poco menos de gente, pero los que van participan, cantan, leen, entre ellos dos religiosas españolas de las Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús y María, quienes llevan también un dispensario médico, comedor infantil y talleres para niños, jóvenes y mujeres. Puedo comprobar la gran labor misionera, no sólo por la atención espiritual y sacramental, sino que con esta hay también atención sanitaria y educativa, pues los misioneros buscan el desarrollo integral de la persona.
          Por la tarde tenemos viaje a la capital del departamento y sede de la diócesis: San Pedro Sula, visito el obispado, que también fue construido por José Gómez, quién desde su llegada a Honduras en 1979, ha construido unas 50 iglesias, con salones, aulas, dispensarios, y numerosas viviendas de bloque, mucho más resistentes que las de madera o chapa, y que entregaban a los colonos que colaboraban en la construcción. En San Pedro Sula puedo visitar un mercado artesanal hondureño y también el obispado, donde nos encontramos con Fernando Ibáñez, misionero de Burgos, y canciller de la diócesis, compañero de estudios del sacerdote y biblista murciano Miguel Pérez. De regreso en La Lima, cenamos y confraternizamos viendo a trozos una película de Cantinflas, muy divertida.
          La mañana del jueves es más relajada, descanso en la casa cural de La Lima y con Julián visitó el colegio de la parroquia, justo enfrente de la casa cural, un colegio que ya existía antes de la llegada de los misioneros murcianos, y que las hermanas que lo llevaban, unas misioneras norteamericanas, dejaron en manos de estos, quiénes lo dirigen con la ayuda y colaboración de profesores hondureños. En Honduras el curso comienza en Febrero y acaba en Diciembre, por lo que en ese momento, estaban preparando el colegio para su puesta en marcha y el inicio de las inscripciones. Por la tarde acompañó a Juan Matías a recorrer la parroquia que él llevo hasta hace unos dos meses, desde que regresó a Honduras tras ser párroco en Los Ramos. Empezamos la visita por la colonia La Planeta, donde se encuentra la iglesia de San Pedro y San Pablo, que da nombre a la parroquia, y la casa parroquial, donde actualmente vive un misionero madrileño: el P. Matías Primitivo. Tras la iglesia se encuentra una guardería, atendida por religiosas, que fue construida por Juan Matías, con ayuda de Murcia, y que está dedicada a la Virgen de La Fuensanta. Luego vamos a la colonia 22 de mayo, donde se encuentra la iglesia de San Francisco, allí, una religiosa mexicana se encuentra orando con niños y varios adultos. De allí marchamos a visitar San Cristóbal y Nuevo Jerusalén, donde en la iglesia de Suyapa encontramos a las hijas de María haciendo oración, quiénes saludan de manera agradecida y efusiva al P. Juan Matías. De regreso a La Lima, celebramos la misa en la iglesia de Santa Rosa, en Lima Vieja y vamos de cena a San Pedro Sula.
          Inició la mañana del viernes con la celebración de la Eucaristía en la capilla del Hogar de Ancianos de Ntra. Sra. de Guadalupe, y tras ella desayuno con las misioneras mexicanas que atienden dicho hogar: unas deliciosas quesadillas con frijoles y huevos revueltos. Con esto termina mi visita a la parroquia de La Lima, llevada desde 1979 por misioneros murcianos, tal y como se recuerda en una placa puesta en el 2012 con motivo del 75 aniversario de la parroquia. He podido ver la gran labor realizada con la construcción de colonias, capillas, dispensarios, comedores, la casa de ejercicios, en la que estaré desde el lunes 18 al viernes 22 en que se inicia el viaje de retorno,… Todo para bien del pueblo hondureño y compartiendo con él sus luchas, ilusiones, proyectos, y también sus retos y desafíos.
                    SAN MANUEL
          Hacía el mediodía me recoge Matías Gómez, para iniciar la visita a su parroquia. Lo primero que hacemos es dirigirnos a El Progreso, capital del departamento de Yoró, pero limítrofe con San Manuel, del departamento de Cortés. Allí compramos unos medicamentos que necesitan en el dispensario de su parroquia. Luego, antes de llegar a San Manuel, visitamos dos proyectos de Matías en medio de una gran plantación bananera: una granja de gallinas, que produce huevos, financiada por Cáritas y con el fin de abastecer a los comedores infantiles (tiene 4 en funcionamiento y 1 en construcción) y unas tierras, adquiridas para plantar varios de los alimentos que se necesitan en los comedores. Estos proyectos dan trabajo a los habitantes del lugar y van dando suministros a los comedores infantiles. Paramos también en El Porvenir, donde se está construyendo, tras la capilla, el futuro comedor, con capacidad para unos 300 niños. Llegados a la casa parroquial en San Manuel, nos recibe Rosa, que también acaba de llegar de comprar y distribuir los alimentos que necesitan los distintos comedores. Tras el almuerzo, con Matías, visito el dispensario de la parroquia y dentro del mismo veo el laboratorio clínico que ha montado para que puedan realizarse allí los análisis clínicos, un gran avance para San Manuel, que hasta el momento no contaba con ninguno, con lo que la población debía trasladarse a otras ciudades si necesitaban un análisis de sangre o de orina. Para finalizar visitamos el colegio de Suyapa, en San Manuel, donde nos encontramos con el director que ya ha iniciado el proceso de inscripción.
          La mañana siguiente se inicia temprano. La más madrugadora es Rosa, que se levanta en torno a las 5 para preparar las cosas necesarias y abrir el dispensario a las 6:30. Matías también pasa toda la mañana en el dispensario, buscando y sacando las medicinas que los médicos recetan  y explicando a los pacientes como deben administrárselas. Lo conocí como capellán del Rosell, pero esa mañana lo vi ya con la sabiduría de un médico. Tras la comida, en torno a las 2, y sin parar, pues lo llaman a cada instante por los preparativos del Encuentro Continental de misioneros de la OCSHA, toca prepararse para las misas, tiene que celebrar en 4 lugares distintos. Viendo lo ocupado que está, me ofrezco a ir a las celebraciones y que él se quede en la parroquia ultimando detalles, así que Cleyton me llevará en uno de los autos parroquiales a los distintos lugares de celebración. El primero fue la iglesia de la Santísima Trinidad, en Omonita, unas mujeres encantadoras, con todo preparado, que me reciben en una iglesia de reciente construcción, aún no tienen sagrario. De allí pasamos a la iglesia de Santa María del Perpetuo Socorro, en Cazenabe, donde me encuentro con la delegada de la Palabra que lo tiene todo preparado y con dos acólitos. La tercera es la Iglesia de San Isidro, en Reyes Caballero, allí abundan los jóvenes y un coro nutrido y bien animoso. Tras la misa Cleyton y yo descansamos un poco y tomamos un tentempié, ya que aunque parezca que las misas no cansan, lo cierto es que estamos algo agotados. Concluimos la tarde en Guadalupe, celebrando en la iglesia dedicada a la Virgen de Guadalupe, tras lo que regresamos a la parroquia.
          A la mañana siguiente acompaño a Matías a las celebraciones en Tacamiche y El Porvenir, y de regreso en la parroquia, celebró con él en el templo parroquial de San Manuel, impresiona la calidez de la acogida, la atención de todos a la celebración y la participación. Para almorzar, Rosa nos ha preparado una deliciosa paella. Por la tarde celebro en otras dos comunidades, estas ya no tienen iglesia: Coowle, la más pobre, no hay ningún edificio de la iglesia, por lo que celebramos en el patio de una de las familias católicas, donde todo ha sido preparado de manera muy digna, y donde se encuentra reunida la comunidad. La misa resulta tan participativa como las del día anterior en iglesias y tras la misma, me invitan a refresco y compartimos un pan de guineo (dulce de banana) hecho por Rosa, que se ha convertido en la parroquia de San Manuel en una afamada repostera. De allí marchamos a La Democracia, donde Matías ha habilitado una antigua escuelita en desuso en comedor infantil: comedor de lunes a sábado y capilla el domingo, es el lugar donde más niños asisten.
          ENCUENTRO CONTINENTAL OCSHA
          Ya es lunes 18, día del inicio del Encuentro Continental, Matías organiza a los grupos de colaboradores que deben recibir a los participantes y acomodarlos en Monte Horeb, con él parto hacia el aeropuerto y de allí a San Pedro Sula, donde puedo visitar la catedral y entrar por la puerta de la misericordia. Por la tarde, ya a las 6, con los misioneros que han llegado, celebramos la Eucaristía en la capilla de la casa de Ejercicios. Entre los misioneros hay dos obispos españoles, el de Formosa (Argentina) y el de Puyo (Ecuador), y me reencuentro con Juan Carlos Devesa, misionero de Burgos en El Alto (Bolivia) después de unos 14 años sin vernos. Tras un viaje accidentado, Anastasio Gil, director nacional de las OMP en España, también ha llegado y se incorpora al Encuentro.
          El martes es un día cargado de reflexión y de conocer la realidad de Honduras. Primero Luis Solé, misionero de Tarragona, obispo de Trujillo (Honduras) nos habla de la realidad social, política y económica del país, también de la ecología y del medio ambiente, y de los grandes retos a los que hay que enfrentarse. Luego, el cardenal Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa, comparte con nosotros unas reflexiones sobre la Iglesia, el Papa Francisco, y como la Iglesia debe ir respondiendo a la realidad de su país, y a las necesidades que le plantean los pobres. Ya por la tarde, tras el almuerzo, el obispo del lugar, Ángel Garachana, nos habla de la realidad religiosa del país y de la religiosidad de los hondureños, mostrando los retos que tiene en Honduras la Iglesia Católica. Concluimos la tarde con la celebración de la Eucaristía.
          El miércoles es día de excursión, tras el desayuno partimos primero a las cataratas de Pulhapanzak y luego al lago Yojoa, donde comemos en Las Glorias, hotel restaurante a la orilla de las tranquilas aguas del lago, entre cafetales. Luego, de regreso, hacia San Manuel, veo cumplido uno de mis deseos de este viaje y que hasta ese momento no había podido realizar: visitar a José Vivancos Gallego, el otro misionero murciano en San Pedro Sula, vive en la casa parroquial de San Juan Bautista, en Rio Lindo, la que fue su parroquia, estupendamente cuidado por sus feligreses, que le quieren. Esta enfermo de alzhéimer, pero nos recibe en pie, con una amplia sonrisa, se alegra de vernos, y, aunque él no nos conoce, nosotros si le conocemos a él, como nos ha recordado Matías Gómez antes de entrar a verlo. Canta con nosotros, y se alegra, al oír el nombre de Murcia se acuerda de Mateo, “su hijo” y pregunta por él. Fue un rato agradable y muy hermoso. Luego marchamos a San Manuel, allí nos esperan los feligreses de Matías que reciben a los misioneros con gran alegría y nos conducen hacia el Templo, lleno a rebosar, donde se celebra la Eucaristía presidida por José Vicente Conejero, obispo de Formosa. Tras ella, sigue la fiesta, para el pueblo y para nosotros, con muestra de artesanía, bailes folklóricos y una  estupenda cena en la que se puede degustar la gastronomía hondureña. Tras la cena partimos, ahora escoltados por la policía, hacia el Monte Horeb.
          El jueves lo iniciamos con el encuentro con el Nuncio en Honduras, mons. Novatus Rugambwa, de Tanzania, que nos saluda detenidamente y celebra sobre las 11 de la mañana la Eucaristía con nosotros. Luego nos encontramos con otros misioneros españoles en Honduras, y también, con el delegado de misiones de Guadix, José Luis Díaz, que se encuentra de visita pues en Honduras también hay misioneros de Guadix. La tarde se dedica ya a la exposición por parte de los participantes de las realidades que viven en los países donde desarrollan su misión: Argentina, Brasil, Bolivia, Cuba, Chile, Ecuador, EEUU (Florida), Guatemala, Honduras, Perú, República Dominicana y Venezuela, también Anastasio habla de España.

          El viernes, día de clausura y de marcha, lo iniciamos con la celebración de la Eucaristía, y tras un encuentro donde se dan los últimos comunicados y pistas para la celebración del próximo, empezamos a marchar. Almorzamos más temprano y a la 1 ya estamos en el Aeropuerto, donde Anastasio y yo iniciaremos un viaje de regreso, más largo de lo normal, que me llevara a hacer voto de no volver a pasar por Miami ni volar con American Airlanes, pero esto ya es cuestión de otro relato.

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