Así,
teniendo presente el lema del DOMUND de este año, quiero iniciar mis palabras
de reflexión sobre las Misiones, en este librito, que como es ya habitual, os
hacemos llegar desde la Delegación de Misiones, con motivo de la campaña del DOMUND,
junto a los materiales de la misma y al inicio del nuevo curso.
Esta es ya la segunda campaña del DOMUND
que inicio como responsable de la Delegación de Misiones, y, debo reconocer,
que, aunque con buenos propósitos y muchas ideas, lo cierto es que durante el
pasado curso, me he limitado a mantener lo que se estaba haciendo, intentando
responder lo mejor posible a lo que se nos presentaba en cada momento. Labor
que se ha realizado gracias sobre todo a las colaboradoras de la Delegación y a
los voluntarios, a ellos hay que agradecer todo lo que se ha logrado y
realizado, y a mí, como responsable, aquellas carencias y deficiencias que no
se han podido subsanar. Espero que este próximo curso pueda dedicarme más
plenamente al campo de las Misiones y atender mejor a los misioneros diocesanos
ad gentes.
El lema de este año hace alusión al
ENVIO: los llamados, los vocacionados, son llamados para ser enviados, para una
MISION. Esta misión tiene unas características peculiares, tal y como nos
indica el lema, es una Misión, un envío igual al de Cristo: “Como Cristo nos
fue enviado por el Padre, así, la Iglesia (nosotros, los llamados) somos
enviados por Cristo” para hacer lo mismo que hizo Cristo y hacerlo, también,
como lo hizo Cristo. Aquí, entramos todos, también nosotros, los que
permanecemos en nuestro primer mundo, en nuestra sociedad y cultura, cerca de
nuestras familias, pero que también nos encontramos con muchos ámbitos de
Misión: los jóvenes, los inmigrantes, los alejados,... Se habla y hablamos de
realizar en nuestras parroquias una Pastoral Misionera (incluso a nivel
intelectual, la Facultad de Teología de Navarra ha sustituido el área de
Teología Pastoral por la de Teología de la Misión); hablamos de Nueva
Evangelización. Pero esto no debe llevarnos a confundirnos, a mezclar la Misión
ad gentes, con nuestras tareas pastorales, a justificar no hacer nada o hacer
menos por las misiones ad gentes por lo mucho o poco que estamos haciendo en
nuestras parroquias. Si de entre nosotros nos encontramos con quienes de manera
real, tangible, han dejado a padre y madre, hogar, familia, sociedad y cultura,
para lanzarse a lo desconocido, a otra cultura, a otra sociedad, quedándose
solos realmente, sin compañeros que puedan comprenderlos, pues los nuevos no proceden
de su cultura ni tienen su misma forma de pensar y ver la realidad, estos son
los misioneros, nuestros misioneros, unos 148 murcianos que hay por el mundo,
de los que 22 son sacerdotes diocesanos, estos, son los que más están viviendo
hoy el Envío tal y como Cristo fue enviado. ¿Podemos olvidarnos de ellos?
Nosotros hoy, somos miembros de una
Iglesia de Origen, de una Iglesia, que a pesar de sus dificultades y problemas:
crisis de vocaciones, crisis económica (bajan los ingresos y siguen subiendo
los gastos), desastres naturales, como el terremoto de Lorca,...; pero, somos
Iglesia que tiene a varios de sus miembros en la Misión ad gentes. Como la
Iglesia de Antioquia envío a Pablo y Bernabé a la Misión, la iglesia de
Cartagena ha enviado y sigue enviando a la Misión. El Envío no puede ni debe
limitarse a una ceremonia litúrgica ni a un permiso, para ir a otros sitios,
sino que debe ser un COMPROMISO, un compromiso en la Evangelización de otros
pueblos, y en el seguimiento de aquellos que hemos enviados, son parte de
nosotros y actúan en nuestro nombre. Por ello, os invito en este curso, a
tenerlos presentes, no sólo en esta campaña del DOMUND que se aproxima, sino
durante todo el curso.
José Luis Bleda Fernández
Delegado de Misiones
Director diocesano de OMP
0 comentarios :
Publicar un comentario