La foto es antigua, es una parte de una de las fotos de Pepe Juan, y, tendrá unos 25 años o más.
El pasado miércoles, Lola me comunicaba que la semana pasada había fallecido Carmen, ya estará con su Juan y también con su cuñado Quino. Mirando fechas, ví que las exequias se celebraron el 4, debió fallecer el 3, día de San Francisco Javier, copatrono de las misiones y jesuita como su cuñado. Lo primero que sentí fue tristeza y pesar, podría haberla visitado más, recuerdo la última cerveza que me tome con ella hace unos meses, no veía, se le notaba el peso de los años, pero era la misma y como siempre me animo a seguir adelante y a responder el espíritu misionero. Permitirme compartir algunas de las palabras que han dicho los jóvenes que hace casi treinta años pudimos vivir una experiencia única en Perú gracias a ella.
Antonio: Marcaron (refriéndose a ella, a Juan y a Quino) nuestras vitas en una época muy bonica que pasamos todos juntos y nos ayudaron a saber que hay cosas que se pueden hacer para mejorar la vida del de al lado. Gracias a todos ellos.
Sebi: Yo siempre he pensado que gracias a ellos y su tozudez porque fuéramos un grupo de jóvenes a Perú a tener esa maravillosa experiencia, por lo menos en mi, gracias a ellos, yo cree mi conciencia solidaria...."
Pepe Juan: Carmen, Juan, Quino. Tres gigantes. Nunca les estaré lo suficientemente agradecido...
Estas palabras lo dicen ya todo, pero hoy quiero insistir, ya que si el miércoles marcho a Honduras es algo que se debe a aquella experiencia de 1993 que sin Carmen no habría sido posible. Ella, con su Juan, viajó a ver a su cuñado Quino, entonces superior de los jesuitas en Cuzco, y allí los niños de la plaza de armas le robaron el corazón, desde entonces no paraba de organizar cosas para ayudar a la misión, de ahí surge la ong "Casa misionera del Cuzco!, y en el 1993 además de un contenedor quiere mandar jóvenes estudiantes universitarios. La conocí por Joseico, ella frecuentaba el colegio de Cristo Rey, sede de la ong y solía ver al P. Joseico, en una de esas ocasiones que coincidimos, por marzo, contaba ilusionada como estaba preparando a un grupo de jóvenes para ir el verano al Cuzco, no se me ocurrió otra cosa que echarle en cara que solo pensase en universitarios y no en seminaristas. Por bocazas tuve que vivir mi primera experiencia misionera, sin decirme nada, en mayo se presentó al entonces rector, Francisco Martínez Zapata, con un billete para mí, para que viviese esa experiencia, fue el rector el que me la propuso y no pude negarme.... Una experiencia que marco mi vida y la cambio, sin duda que hay un antes y un después. Desde entonces la dimensión misionera ha estado siempre presente en mi manera de entender y vivir el ministerio sacerdotal...
Su espíritu misionero no sólo se limitó a su ong y al Cuzco, fue totalmente eclesial y universal, no puso limites a la Misión, ya que el Amor y el Espíritu no tienen limites, así mientras las fuerzas le acompañaron para el DOMUND en Murcia sacaba una mesa petitoria, y con entusiasmo hablaba y animaba a conocidos y desconocidos a la Misión.
Un regalo de Dios para mi vida, para nuestras vidas, y sin duda, que ahora, con Quino y Juan, seguirá protegiendo a los niños de la plaza de Armas, de Huasampata, Occopata, Karwis, Kallpa-Kallpa,...
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